Por Cesáreo Silvestre Peguero
República Dominicana parece haberse convertido en el país con más comisiones de derechos humanos por kilómetro cuadrado, y sin embargo, paradójicamente, también en uno de los más sordos ante el clamor del pueblo. La noble causa de proteger la dignidad humana se ha fraccionado en silos, donde muchas de esas entidades que un día se levantaron como vigías de la justicia hoy operan como fortalezas cerradas, alejadas del alma popular, y temerosas de dejar que nuevos vientos oxigenen su misión.
Hay, según recuentos recientes, más de trece comisiones y organizaciones de derechos humanos actuando de manera paralela en nuestro suelo. Algunas llevan nombres resonantes, otras caminan en la sombra, pero muchas comparten una preocupante similitud: el hermetismo.
¿Qué sentido tiene multiplicar las siglas, si no se multiplica el compromiso? ¿Para qué sumar nombres y estructuras, si se resta transparencia y vocación? ¿A quién sirven estas entidades si no abren sus puertas a la juventud, a los barrios, a la voz indignada de los olvidados?
Cuestionar no es atacar, es despertar. Interpelar no es destruir, es intentar salvar lo que se desvía. La crítica sana es parte del oxígeno institucional. Y hoy, con tono solemne pero sin miramientos, se hace necesario llamar a una reflexión seria: ¿Estamos cuidando los derechos humanos o simplemente administrando su imagen?
¿Estamos renovando las directivas, o eternizando los liderazgos en tronos invisibles?
¿Estamos abriendo espacio al relevo, o temiendo que la sangre nueva revele las grietas?
La lucha por la dignidad del ser humano no puede ser propiedad privada, ni bastión cerrado, ni escenario para egos enclaustrados. Se trata de una cruzada ética, de servicio constante, de vigilancia sin horarios ni conveniencias.Los pueblos no se redimen con siglas… sino con almas comprometidas.
Que las organizaciones de derechos humanos vuelvan a ser puentes, no muros. Que sus oficinas huelan a pueblo, no a olvido. Que las renovaciones no sean un tabú. Que sus líderes escuchen, integren, abran… antes que el tiempo los cierre.
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