sábado, 9 de agosto de 2025

"San Pedro bajo las aguas del abandono"

Por Cesáreo Silvestre Peguero 


San Pedro de Macorís, tierra de historia y dignidad, se está pudriendo por dentro…

Y no es metáfora: es el hedor real de un sistema cloacal colapsado, que deja fluir aguas residuales como sentencia contra la  salud, contra el respeto a la ciudadanía.

Por sus calles no circula el progreso, sino corrientes contaminadas que arrastran la paciencia de un pueblo maltratado.

Esas aguas sucias no solo manchan el suelo; manchan la conciencia de los que, teniendo el deber de actuar, optaron por mirar hacia otro lado.

No es lluvia lo que inunda los barrios. Es la negligencia.

No es el tiempo lo que deteriora las calles. Es la indiferencia criminal de quienes gobiernan sin alma, sin empatía, sin compromiso.

¿Dónde están los que juraron servir?

¿Dónde están los funcionarios que se pavonean en campañas y ahora se esconden detrás de escritorios fríos?

Cada desborde es una afrenta.

Cada zanja llena de líquidos contaminados es un grito de auxilio.

Y cada silencio institucional es una complicidad que duele más que el barro.

San Pedro se ahoga en su propia desidia, y no hay cortina política que tape esta vergüenza.

Aquí no hay colores partidarios.

Aquí lo que hay es un pueblo respirando pestilencia, caminando entre enfermedades, viendo cómo sus niños crecen entre charcos de riesgo, mientras las autoridades juegan al olvido.

Hoy decimos basta.

Basta de discursos vacíos.

Basta de notas de prensa sin acciones.

Basta de dejar morir lentamente a una ciudad que lo ha dado todo por la historia del país.

Exigimos sin titubeos ni adornos al Gobierno Central, al Ayuntamiento Municipal, al Ministerio de Obras Públicas, a INAPA y a todas las instancias responsables:

Actúen con urgencia. Inviertan con dignidad. Limpien, construyan, reparen, mantengan.

No esperen otra tragedia sanitaria para reaccionar. No crucen los brazos mientras se derrama el alma de un pueblo por sus propias cloacas rotas.

Porque la contaminación no tiene ideología.

Porque la salud no puede esperar.

Y porque ningún funcionario podrá decir que no sabía…

cuando la peste ya se convirtió en el himno de nuestras calles.

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